Otra de las maravillas que Antonio Gaudí ha dejado en herencia a la ciudad de Barcelona es la Casa Batlló.
Lo que mucha gente desconoce acerca de este lugar es que el edificio en sí no es originario de Gaudí, sino del arquitecto Emilio Sala. Fue tras la compra del mismo por parte de Josep Batlló, un adinerado hombre de negocios del sector textil, que se encargó a Gaudí su remodelación. Entre 1904 y 1906, Gaudí trabajó en diversas áreas, modificando desde la azotea a la fachada, pasando por el piso principal y el patio de luces.
La visita tiene un coste de entre 20€ y 30€ dependiendo si se opta por un tour guiado o con videoguía, y puede realizarse de lunes a domingo de 09:00 a 21:00 horas. Es normal encontrarse largas colas en la calle para acceder al edificio por lo que, si se quiere evitar esperas, conviene reservar las entradas a la Casa Batlló por internet o ir en las horas centrales del día, en las que hay menos afluencia.
La experiencia de visitar la Casa Batlló no se limita a pasear por sus diversas estancias. El visitante puede realizar un viaje atrás en el tiempo y conocer cómo era la casa en sus inicios.
Con la entrada se proporciona un smartphone en el que puede disfrutarse de una videoguía que muestra cómo era la casa Batlló a principios del siglo XX. Esta reproducción virtual muestra el mobiliario existente por aquel entonces y, a su vez, va facilitando información sobre la infinidad de detalles a los que conviene prestar atención para apreciar en toda su magnitud la tremenda genialidad de este arquitecto.
Y es que Gaudí era un artista total que cuidaba hasta el más mínimo aspecto de sus trabajos. Colores, formas, espacio, luz, diseño… todo en su trabajo está calculado para que exista armonía entre ellos.
La Casa Batlló no es sólo un prodigio desde el punto de vista estético, la belleza tiene a su vez un sentido funcional. Las ventanas son más grandes en las plantas inferiores para compensar la menor entrada de luz natural, y además cuentan con rendijas de madera que pueden abrirse o cerrarse para ventilar la estancia, también los azulejos en relieve con los que decora el patio de luces tienen un azul más intenso en la parte superior y más claro en la inferior para que la luminosidad sea más uniforme. Aunque la primera impresión pueda ser la de que el objetivo de una decoración tan particular fuese puramente visual, detrás de cada cosa hay una razón de ser.
Tampoco puede pasarse por alto el simbolismo que impregna la obra en su conjunto. Pasamanos que recuerdan la espina dorsal de un animal gigantesco o la azotea, que imita el lomo de un gran dragón. La Casa Batlló resulta sorprendente a cada paso. Los materiales, los juegos de luces y formas, la originalidad de su visión, que más de un siglo después continúa resultando vanguardista.
Sin lugar a dudas, conocer este emblemático lugar y saber algo más de su extraordinario creador, es una experiencia que no te puedes perder en la Casa Batlló de Barcelona.